Creo que para responder a esta pregunta voy a partir de cómo me gustaría que la escuela fuera ahora, y le voy a añadir una perspectiva de futuro hacia el año 2018.
La escuela debe ser un espacio de formación educativa, cultural y personal. Durante estos años la escuela se ha visto sacudida por cambios muy importantes, a mi juicio condicionados por tres aspectos fundamentales:
Una transformación vertiginosa de los valores sociales.
La llegada de diferentes formas culturales vía inmigración por necesidades económicas.
La irrupción de las nuevas tecnologías que han modificado las formas de conocer y relacionarnos de una forma rápida y radical.
La escuela del 2018 creo que tendría que ser una escuela que hubiera sido capaz de reajustar esos cambios que han producido situaciones de desconcierto y duda pedagógica.
Es decir, debería ser un espacio en el que la riqueza de la variedad cultural y la evolución de las nuevas tecnologías se dirigiera a fomentar unos valores sociales positivos, promoviendo un sentimiento de pertenencia global. Donde el alumno se sintiera partícipe y protagonista del proceso educativo, superando la enseñanza pasiva en la que el alumno es un simple continente, para convertirse en generador de contenidos que pudiera compartir y sobre los que reflexionar.
La escuela debería ser un lugar donde se valorizase la diferencia y se potenciase la igualdad de oportunidades, y no el lugar en el que se aumentan las brechas sociales, estigmatizando y denostando a aquel que no alcanza el currículo oficial mediante las vías (metodología, actividades, temporalización) que oficialmente están recogidas y pautadas.
Escuela del 2018: Tecnología+Variedad cultural = Sociedad más igualitaria
(Soñar es gratis)
¿Y tú que piensas?